El miedo del freelance audiovisual

7 de enero.
Han acabado las fiestas de navidad.
Los niños vuelven a las escuelas, nuestro vecino del tercero vuelve a su despacho en una inmobiliaria, la chica de la tienda de ropa de la esquina ya no sufrirá por tener que trabajar todos los domingos y en definitiva, la gente vuelve a sus horarios convencionales.

«Pol, que grande la tienes! (la óptica, claro)»

Pero entonces estamos nosotros, los freelance que nos dedicamos al audiovisual. Técnicos de sonido, eléctricos, maquillaje, vestuario, montadores, directores de fotografía… da igual, todos vamos al mismo saco.
El mes de diciembre como siempre fue un caos, con un montón de rodajes organizados a última hora porque se tenía que gastar el dinero que las empresas les sobraba a final de año y se sacaban de la manga unas campañas de publicidad, la gente histérica decidió (como cada navidad) acabar el año a tope de trabajo y de golpe llega el día 25 de diciembre… y se para todo.
No hay paga doble, no hay cena de empresa (como mucho nos juntamos un puñado de amigos para hacer la cena de navidad de no-empresa y llorar por las facturas que aún nos deben), y todo el mundo entra en una suspensión profesional que hace que nos sintamos durante unos días parte de esta sociedad, adaptándonos al ritmo festivo de todo el mundo «normal».

Pasado esto, llegamos a hoy. Fin de fiestas. Game over 2015, echemos una monedita y empecemos la partida de 2016.

«La ostia que me voy a pegar si me caigo, va a ser maja»

Mierda, muchos proyectos, pero ninguno confirmado. Tengo dos pelis, un puñado de spots, un vídeo corporativo, un documental, una serie y decenas de promesas de rodajes que están en el aire.
Si saliera todo, no podría hacer ni la cuarta parte por falta de tiempo… Pero se que no va a salir.

Y aquí llega el famoso TERROR DEL FREELANCE.
A quién no le ha pasado por la cabeza la frase «Mierda, no voy a conseguir ningún curro mas en mi vida». Este pensamiento catastrófico el primer día lo compensas con un «bueno, es el primer día, los productores aún están aterrizando en su despacho»….
Segundo día: «buah, con el lío de mirar todos los mails el primer día, aún no están ubicados».
Sexto día: «Igual han perdido mi número de teléfono».
Decimo día: «Mierda, seguro que otro ha llevado el curriculum y me ha quitado el curro»
Doceavo día: «Voy a echar la solicitud para trabajar en el Mcdonalds de glòries, que estando delante de mediapro igual entre Big mac y Mc Pollo, me encuentro algún productor que se apiada de mi».

Me parece que hablo por todos cuando expreso esa sensación de vacío, de no saber como vas a pagar las facturas del mes que viene, de que no sabes que va a pasar con tu vida y la tendencia general es a coger ataques de ansiedad mientras comes galletas del lidl viendo como en tu facebook todos tus colegas están trabajando en miles de rodajes con caterings divinos.

Yo en este caso opto por la productividad. Preparo proyectos propios, escribo un blog (¡este!), salgo a hacer fotos, ruedo algún corto, intento estudiar, hacer una videodanza, o cualquier cosa que me mantenga la mente ocupada y me permita desarrollarme artística y profesionalmente, buscando huecos para contactar con productores y directores a los que hace tiempo que no veo, a ver si hay posibilidad de trabajar juntos en algún proyecto. Quedarse en casa y agobiarse es lo peor que uno puede hacer.
Además, algunos llevamos mucho tiempo en esto y sabemos que con tesón, buena predisposición y oficio, siempre acaba saliendo algo.

A los dires de foto molones, la luz nos sale del sobaco

Para los que empezáis y veis esto jodido y negro, decir que lo primero que tenéis que hacer precisamente es aprender a vivir con este desasosiego constante de no saber que va a ser de ti en un par de semana y reconvertirlo a algo positivo. Pensad que lo bueno de todo esto es que tendréis tiempo libre cuando nadie mas lo tiene, con lo que ir a tomar un café a esa cafetería de moda que siempre está petada… un martes a las 11 de la mañana está vacía. Pillar un billete de avión en ryanair para ir un par de días a roma, paris, bratislava o albacete se vuelve mucho mas fácil. No tenéis ataduras, ni el mismo jefe que os amargue la vida a diario, y cada día de trabajo y no trabajo, podéis ver diferentes mundos y entornos. Se puede vivir de esto así, de verdad y si, es agobiante, pero también es divertido, emocionante y hará de vuestra vida una diversión constante y encima, si estáis realizando el trabajo de vuestros sueños, la sonrisa es infinita.

Yo que he trabajado fijo en un par de cadenas de televisión, con horarios «standard» y con una vida organizada os diré que encontré la felicidad el día que me dí cuenta que llegaba el viernes… y me daba igual. No se necesitan los fines de semana para desconectar de algo que amas y no se hace en horario fijo.

En todo caso, si me necesitáis, estaré en el mcdonald’s de Glòries. A todos los que seáis freelance os pondré doble de chocolate en el sundae.

POL TURRENTS (AEC)
Director de fotografía